jueves, 3 de noviembre de 2011

La Cuestión Social 5.1, Versión Beta






A fines del Siglo XIX, el salitre trajo un período de gran prosperidad económica, principalmente a los mercaderes, financistas y comerciantes de la época. El Estado también obtuvo algo de esa bonanza.

El dinero no se usó para la industrialización de Chile, sino quedó dando vueltas en bolsillos seudo burgueses, quienes aumentaron la demanda de bienes suntuosos. Período de la construcción de palacios y castillos, compra de moda extranjera y europeizar un poco, esta periférica región llena de vicios.

Por otro lado, los trabajadores urbanos, llegados a las ciudades y principalmente a centros mineros en busca de trabajo (por ende, mejor calidad de vida) veían como sus sueños se caían a pedazos, explotados y humillados. Pero no eran lesos, sabían que el país estaba en bonanza, que no chorreaba y a penas, con suerte, goteaba.

Los problemas eran varios: hacinamiento, enfermedades, falta de empleo, humillantes condiciones laborales, inflación y todo lo que conlleva vivir en precariedad, tema que ha sido llamado por la historiografía como La Cuestión Social.

La clase política ciega y sorda ante estas demandas, armó una guerra civil, botaron un gobierno (Balmaceda) instauraron un régimen seudo parlamentario y no dieron respuesta a estas demandas.

Era tanta la distancia entre los gobernantes y lo que ocurría en la sociedad, que incluso grandes intelectuales de la época como Enrique Mac-Iver, declara en 1903 que “En Chile no hay Cuestión Social”. Los intentos de reforma de algunos legisladores (como Malaquías Concha) fueron criticados por entidades como la SOFOFA, mientras aumentaba el malestar social. (1)

Cierto es que se desarrollaron algunas políticas de contención social, pero enfocadas a asistencia y/o caridad, “que buscaba la integración popular a las instituciones de asistencia, a través de la protección (médica e higiénica) de los cuerpos de los sujetos populares, en la perspectiva de un nuevo pacto social” (2), nunca de una distribución o redistribución del ingreso.

De hecho, el profesor Rolf Lüders en el seminario sobre el libro "Mercaderes, Empresarios y Capitalistas (Chile, Siglo XIX)" de Gabriel Salazar, sospecha que el descontento no iba por la pobreza absoluta, sino por la inequidad del ingreso.(3)

La respuesta de los legisladores, fue endurecer la mano contra las protestas y alzamientos populares, dándose las mayores matanzas que ha tenido nuestra historia, siendo la más conocida la de Santa María de Iquique en 1910, por algo Jorge Barría llamó al movimiento obrero la “etapa heroica” (4) pues tuvo sangrientos episodios, que continuaron hasta que el Estado tuvo que hacerse cargo de esta problemática.

Cien años más tarde, es evidente la sensación generalizada de molestia, con el gobierno, con el congreso, con la justicia, teniendo además a nuestra disposición cifras reales: Un PIB Per Cápita de 15.400 dólares, siendo 182.000 pesos el sueldo mínimo. Tenemos millonarios rankeados en Forbes, 4 familias que ostentan el ingreso anual del 80% de los chilenos, Chile es un top 10 mundial en la extrema concentración de la riqueza. Más concreto: la fortuna de los Luksic, los Matte, Horst Paulmann, y Sebastián Piñera (según reporta la revista Forbes), equivale al 21% del Producto Interno Bruto Nacional. (5)

Las demandas educacionales, ecológicas, por transporte, salud, etc., irán creciendo, porque creo, nos estamos dando cuenta que la cosa está mal. Las políticas de contención social, que propiciaron los gobiernos de la Concertación y que en cierta forma, está continuando la actual administración (bono, subsidio o crédito) me recuerdan a lo ocurrido a principios del siglo XX, que no mejoraron la raíz del problema, que es, la desigualdad en la distribución del ingreso, expresado en los bajos salarios.

El siguiente cuadro, resume lo expuesto:

Vemos como desde la Crisis Asiática, los salarios han ido bajando, mientras la productividad, que nos lleva a un PIB de 15.400 dólares Per Cápita se ha ido disparando.

He ahí el desarrollo de Chile, mayor productividad a costa de bajos ingresos.

El debate ahora está centrado en Reforma Tributaria, venta de activos, pero no se ha hablado de un aumento de los salarios, que es la forma más eficiente y eficaz de lograr una equidad: aumenta el consumo, mejora la inversión, el famoso y trillado “emprendimiento” y por cierto, hace circular el capital, que según entiendo, es la base de la economía moderna.

Sin ser alarmista y, en verdad con un poco de nauseas, evidencio que estamos quizás ad portas de una nueva Cuestión Social, en donde la clase política ni la empresarial, dan las respuestas a las demandas solicitadas (justas por cierto). Me apena pensar que gente deba morir, para que tomen conciencia de esta situación, que recrudezca la violencia, el odio y tantas cosas alejadas de la razón. Pero, ¿Qué se puede hacer si se habla con una pared?


Referencias:

1. Sergio Grez “El escarpado camino hacia la legislación social: debates, contradicciones y encrucijadas en el movimiento obrero y popular (Chile: 1901-1924)”

2. María Angélica Illanes. “Cuerpo y política. Disciplinamiento asistencial y visitación popular (Chile, 1900-1940), tesis para optar al grado de Doctor en Historia, Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2003.

3. Versión editada del seminario acerca del libro "Mercaderes, Empresarios y Capitalistas (Chile, Siglo XIX)" de Gabriel Salazar.

4. Jorge Barría Serón. “La etapa heroica del movimiento obrero (1881-1925)”. En: El movimiento obrero en Chile: síntesis histórica-social, Santiago, Eds. Universidad Técnica del Estado, 1971, páginas 15-56

4. Julio Berdegué. “Desigualdad y riqueza extrema en Chile”, columna publicada en El Quinto Poder

5. Fuente del Cuadro: Fundación Sol

martes, 2 de agosto de 2011

Senadores Designados: ¿Sordera Institucional?


(Publicada originalmente en Revista LongPlay Inc antes de designación de Von Baer y otros.)

Han pasado algunas semanas desde que no escribo: entre el GANE, las huelgas de hambre, detenciones ilegales, La Polar, Dichato, piñericosas varias, se han pasado las semanas. Sin embargo, lo más importante que ha ocurrido en el contexto de la política fue el esperado/pedido/exigido cambio de gabinete. Se olía hace rato, pero recién se concretó el lunes 18 de julio.

Más que por la agudización de las protestas estudiantiles y la invalidación de Lavín como interlocutor válido (por conflicto de interés con Universidad del Desarrollo), las presiones venían desde la misma alianza de gobierno, principalmente la UDI. (Acá sobre los problemas UDI/RN)

Los dardos apuntaban a la conducción de los ministros políticos (Interior, Secretaria General y Vocería) que no sabían “comunicar” los logros del gobierno (?) en torno a las demandas sociales, principalmente la reconstrucción. Así que luego de un intenso fin de semana de reuniones, se dio a conocer el cambio.

Primero, los enroques: Felipe Bulnes, deja Justicia y pasa a Educación, por lo que Joaquín José Lavín pasa a Mideplan. Laurence Nelson Golborne, pasó de Minería y Energía a Obras Públicas, que ocupaba Hernán Eduardo de Solminihac, el que se fue a Minería y el intendente de la Región Metropolitana, Fernando Echeverría a Energía, el que renunció el día jueves, por lo que se nombró a Rodrigo Álvarez Zenteno.

Se fueron: Ena Von Baer (Vocería), Felipe Kast (el sacrificado de Mideplan) y Juan Andrés Fontaine (Economía)

Y acá lo central, quienes entran: El RN Teodoro Ribera a Justicia, quien dejó la rectoría de la Universidad Autónoma de Temuco. Y a los UDI Pablo Longueira a Economía y Andrés Pío Bernardino Chadwick Piñera (si, primo hermano del Presidente) a Vocería. Ambos senadores….

Avanzando hacia la antidemocracia.

Una de las primeras problemáticas a resolver durante la “transición” fueron los senadores designados, figura que fue hecha exclusivamente para mantener una mayoría pinochetista en el congreso, la que se eliminó recién el 2004. Sin embargo el año 2009, la ex presidenta Verónica Michell llamó a la Vocería a la diputada Carolina Tohá.

Según lo explicitado en nuestra Constitución Política, ante la inhabilidad de algún parlamentario, es el partido quien designa a su reemplazante. En ese entonces fue el PPD Felipe Harbo, siendo por lo tanto, un diputado designado.

En enero del presente año y en el primer cambio de gabinete, el presidente Piñera requirió del congreso a Andrés Allamand (RN) y Evelyn Matthei (UDI) para ocupar las carteras de Defensa y Trabajo respectivamente. Independiente que eso dejaba en evidencia que el cuento de los ministros técnicos era eso, cuento y que es necesario políticos en cargos políticos, nuevamente los partidos designan a dos senadores y un diputado: Carlos Larraín por Allamand, al diputado Gonzalo Uriarte por Matthei y a Cristián Letelier por Uriarte.

Ahora, en este nuevo cambio ocurre lo mismo, siendo la UDI quien debe designar a los reemplazantes de Longueira y Chadwick.

No bastando con lo antidemocrática de la situación, las declaraciones de los militantes han sido vergonzosas. Los diputados Moreira y Cristi, hablando de que ellos merecen, los militantes de la VI Región (distrito de Chadwick) impugnando a la directiva para que no tome la decisión, el senador Víctor Pérez refiriéndose a ellos como malos militantes. El diputado José Antonio Kast diciendo que si, pero no. Y la ciudadanía, bien gracias.

En los últimos meses hemos experimentado más que un movimiento de masas, un movimiento ciudadano. Mientras el primero, sigue a un partido y vitorea los discursos de los líderes, el segundo actúa en forma independiente, haciendo valer su Soberanía (El pueblo se otorga su propio orden jurídico sin que nadie le señale como debe de ser éste) Un claro ejemplo de esto es Magallanes, en donde primero se protestó, pero luego se formó una Asamblea Ciudadana, la que ha tomado las decisiones y presentado los requerimientos ante el ejecutivo.

Hace muchísimo tiempo que en nuestro país, así como en América Latina, se vivencia una crisis de representatividad, esto significa que los ciudadanos no se sienten representados por sus representantes. Según las encuestas realizadas por Latinobarómetro, la gente no se siente molesta con la democracia, sino en la democracia, por lo que se necesita ampliar las formas de participación ciudadana.

Eso gritan los estudiantes, los ecologistas, los afectados por la lenta reconstrucción, los profesores, los trabajadores de la salud, los subcontratados de la minería, etc.: Más participación democrática. Ya nadie cree en la farsa electoral del sistema binominal. Y ¿Qué hace el Ejecutivo? La designación de parlamentarios.

No sabemos en estos momentos quienes serán los senadores designados, si habrá a su vez, diputados designados, pero es aberrante que se haga justo lo contrario a lo que la ciudadanía requiere. En otras palabras, se han metido al bolsillo el voto de casi un millón de chilenos, a pesar de seguir bajando en las encuestas. Por lo que cabe cuestionarse, a la clase política ¿Le importamos? Al parecer no mucho. Entonces vale preguntar ¿Hasta cuándo la ciudadanía soportará estos atropellos?

jueves, 7 de julio de 2011

La problemática tras las demandas estudiantiles.




Publicado originalmente en Revista Long Play Inc.

Me demoré en escribir esta columna, principalmente porque no sabía por donde empezar. Así que como buena aprendiz de Historiadora, partiré por el principio.

El día lunes la ministra Von Baer decía en un programa de TV, “Los estudiantes piden una constituyente, ¿qué tiene que ver eso con la educación?” El concepto “Todo” creo que es poco. Y no es broma.

La Constitución Política es la ley máxima de un Estado, todas las leyes emanan de ella y ninguna puede estar sobre ella. Contiene en términos generales la estructura del gobierno, disposiciones sobre derechos individuales, economía, política y sociedad. Supuestamente emana de la voluntad soberana de una sociedad que quiere organizarse, a través de una Asamblea Constituyente, en donde representantes electos por la sociedad, redacta este documento.

La Constitución Política, que con una que otra reformita, es la que nos rige hasta el día de hoy, fue promulgada en 1980, siendo parte (o LA) Asamblea Constituyente don Jaime Guzmán. Acorde al modelo económico neoliberal que estaba por imponerse, muchos “derechos” fueron trocados por “libertades”. Así, quedó establecida la “Libertad” de educarse, pero no el “derecho a la educación”.

También acorde al modelo económico Neoliberal, se adelgazó el Estado, es decir, se entregó a manos privadas obligaciones que antaño eran estatales. En el área educacional surgen los colegios particular subvencionados (Ley de Subvenciones de 1981) y la municipalización de las escuelas fiscales, en las que el Estado aportaría con una cantidad de recursos y los apoderados y/o municipios la otra.

Otro cambio importante fue la atomización de las universidades estatales que tenían sedes en regiones, transformándose muchas en las actuales universidades regionales (antes dependientes de las U. de Chile, Católica, etc.). Nacieron por su parte las Universidades privadas, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica.

El Tata, el día antes de abandonar el sillón presidencial (10 de marzo de 1990), firma la LOCE, Ley Orgánica Constitucional, que amarra todo lo expuesto anteriormente, con lo que se provoca, el más terrible atropello a la sociedad: La libertad de enseñanza es más preponderante que el derecho a la educación. De esta forma, se da amplia libertad a levantar colegios por ejemplo, pero sin estándar mínimos de calidad.

Durante los primeros años de los gobiernos del arcoíris (Chile la alegría ya viene y toda esa vaina), se hicieron algunos cambios y se decretó la obligatoriedad de la educación hasta 4º Medio, la prohibición de expulsar alumnas embarazadas y otras reformas parches.

El sistema completo pedía a gritos una reforma por parte de profesores y estudiantes, así que en medio de un gran paro de docentes, es llamado al MINEDUC del gobierno de Frei, José Pablo Arellano, el que comienza con la Reforma educacional: Cambiando los planes y programas de estudio, quitando horas por ejemplo a ramos como Historia, (la geografía, educación cívica y economía prácticamente desaparecen) y la tremenda JEC (Jornada Escolar Completa). Y la educación superior, bien gracias.

El principal error del modelo, es que las reformas no han sido pensadas en una política educativa en su conjunto, como dijo el economista Marcos Kremerman en el 2007 “se observan diversos actores públicos pensando y trabajando en una legislación educativa por separado” lo que finalmente conlleva a que “"El sistema educativo actual no se construyó de un proceso de diálogo social participativo, y por tanto, carece de legitimidad” (ver artículo completo acá)

Esta deslegitimidad era sabida por los profesores y académicos, a quienes se excluyó por completo de las discusiones de la reforma. Y por los estudiantes, primero por los universitarios, que durante toda la década de los ’90 efectuaron diversas movilizaciones en pro de la recuperación de la educación pública (de hecho fuimos parte), pero las autoridades hicieron nulo caso.

Para seudo reformar estas exigencias, durante la administración de LAGOS, se crea el Crédito con Aval de Estado (CAE) en el que se entrega a la banca privada (bueno, eso estuvo demás, porque no hay pública), la misión de solventar estudios de educación superior, teniendo como garante al Estado. Los dos problemas inmediatos de esta medida son:
1º Los elevados costos de las tasas de interés y
2º Que se entregan recursos a la oferta, en vez de a la demanda, esto es, se priva la inyección de recursos a los establecimientos educacionales.

El estado de la cuestión siguió latente hasta el año 2006, con la llamada “Revolución Pingüina” en la que los escolares se tomaron los colegios exigiendo mejoras en el sistema educativo. Engañados por el gobierno, se cambia la LOCE por la LGE. El principal cambio es que deja de ser una ley constitucional, por lo que se puede ir modificando (a la primera, ni una coma) pero no soluciona el problema de fondo: el desigual acceso a una educación de calidad y que esto sea garantizado por el Estado.

Los movimientos e ideas continuaron, hasta que hace un par de meses aproximadamente, estalla nuevamente el conflicto. Primero con los universitarios reunidos en la CONFECH pidiendo un incremento sustancial en la participación del Estado en las universidades (en países de la OCDE, el aporte a educación superior es el 5% del PIB, en Chile, no supera el 3%) y la regulación al lucro de las Universidades Privadas (por ley está prohibido), además de aumentar las becas.

Progresivamente se han sumado ha este petitorio los rectores de universidades estatales (el Ministro Lavín intentó negociar con ellos por separado), profesores (me comprometo a escribir sobre el problema docente en general), escolares, universidades privadas e institutos y centros de formación técnica.

Debemos recordar que muchos de los pingüinos del 2006, son los que hoy están en la educación superior, por lo que ya sabemos algo de su temple en las movilizaciones. Las marchas se han hecho pan de cada jueves y el gobierno, encabezado por el MINEDUC no han sabido responder a estas demandas, que se han unificado en una sola: La vuelta a una educación pública, gratuita y de calidad.

Para esto, es necesario claramente un cambio constitucional, es decir: el derecho a la educación y la obligatoriedad del Estado de ser garante de que este no sea vulnerado. Lo que implicaría: Estatización de los establecimientos Municipales, mayor control y vigilancia a los particular subvencionados, aumento progresivo del aporte estatal a Universidades Públicas, regulación a través de una superintendencia a Universidades privadas, Institutos y Centros de Formación técnica, mejoramiento sustancial del sistema de acreditación y por sobre todo, desvinculación de la banca privada en la asignación de créditos educacionales.

Y esta es la sobre ideologización a la que se acusa al movimiento, pues de alguna forma, buscan formas de que este amplio petitorio se cumpla, como decía el guapo de Giorgio Jackson: Nos dijeron que nuestras demandas eran de un altísimo costo y de dónde sacaban los recursos, respondimos de la renacionalización del cobre.

De paso, se ha llamado a una Asamblea Constituyente, ya que la actual Constitución no es soberana, representativa, ni fue aprobada por la sociedad (a menos que la votación del año 1980, sin registros electorales y en plena dictadura sea considerada legal). En todo caso, este llamado también lo vimos en las marchas contra Hidroaysén.

Bueno, si la ministra Von Baer no entiende qué tiene que ver una constituyente con las demandas educativas después de este pequeño ultra resumen, esperemos que ustedes, queridos lectores sobre ideologizados y violentistas, si.


Bonus Track

El economista y docente, Marcel Claude, en una pequeña entrevista en CNN Chile, explica por qué es factible en Chile una educación pública, gratuita y de calidad. Si tienen tiempo, busquen en youtube muchas conferencias que ha realizado, explicando en detalle el modelo económico y de qué manera no es un problema de recursos, sino de distribución.


domingo, 26 de junio de 2011

Comienza oficialmente mi participación en revista Long Play




Hay dos temas en la vida que me apasionan: el rock&roll, la política y los chocolates. Bueno, son tres.

En revista Long Play Inc, varias coimas de por medio al equipo editorial, publicarán algunos de los artículos que escribo.

Y los que sean de política, los iré linkenado por acá.

La primera columna que escribí, fue hace un mes, pero por remodalaciones y dejar la página tan bacamente bacán como quedó ahora, se demoró en salir, pero ya está.

Así que los invito a revisarla acá:


Saludos a tod@s y gracias por leer estas tonteras




sábado, 18 de junio de 2011

¿Sobreidologizados?



La distancia entre ciudadanía y clase política es un hecho que está ocurriendo hace muchos años, no sólo en Chile, sino en toda Latinoamérica. Esto se ve reflejado en las encuestas CEP, Latinobarómetro y otras, que aportan datos sobre la confianza en las instituciones del Estado (muy bajos), sumado al descenso en la inscripción electoral, sobre todo juvenil, desde el retorno a la democracia.

La Concertación, durante sus 20 años en el poder, poco y nada ayudaron para que esta representación fuera aumentado, de hecho, ayudó a que la ciudadanía no se involucrara con la clase política, dejándolos casi en libertad de acción.

El rechazo que generaron ciertas políticas públicas, como la LGE por parte de estudiantes y profesores y el Transantiago, tanto en Santiago (por la mala calidad del servicio) y en regiones (por el desvío de fondos) nunca llegaron a explotar socialmente. Pero fueron castigados y sacados del poder. No solo la pésima elección del presidenciable, que no convencía ni a su jefe de campaña, sino también el cómo fue electo (memorables son las palabrotas de Escalona) dejaba claro que ni siquiera estaba representando a sus bases.

MEO se llevó una gran cantidad de votos en la primera vuelta y quizás hubiese llegado a la segunda, si muchos no hubiesen votado por Frei por miedo a Piñera. Frei pensó que con los votos de MEO ganaba, porque la gente no quería un gobierno de derecha y bueno, acá estamos.

Piñera es presidente de Chile como castigo a la Concertación, pero por parte de los votantes. Los que no votan, que son muchísimos más, miraron esto con estupor y rechazo, desde un comienzo.

La estructura etarea de estos no votantes es de 18 a 35 años en su mayoría, en donde la herencia familiar del “quedarse callados” no pesaba como en los ’90 y gran parte del nuevo siglo; nos educaron con el silencio, pues el miedo a expresarse, fue uno de los grandes logros de la dictadura.

Este cambio generacional llegó apoyado por la globalización de las comunicaciones: no es igual un joven ahora de 18 años que el año ‘91.

La clase política, ocupada en sus cuoteos, luchas partidarias y eternas rencillas por candidaturas, no tuvo tiempo de estar al nivel de este cambio social, ni siquiera de ser los conductores (años luz). A lo más Bitar en un su momento habló de alfabetización digital.

Esta nueva sociedad, en su mayoría, informada oportunamente de qué está ocurriendo, no se queda callada. Sumemos el rechazo per se a que tener un gobierno de derecha, el hecho de que las políticas que está implementando no representan las grandes necesidades de la mayoría. Hidroaysén fue el primer paso.

Y cuál fue la respuesta del gobierno? Primero, que son violentistas, luego, un grupo minoritario, después: no están informados y por último sobreideologizados. No haré referencia a la Concertación, pues se resume en una sola palabra: Oportunismo.

Sobreideologizados, gran y pomposo término, pues tratar a la ciudadanía de marxistas muertos de hambre no sería muy animoso para las encuestas. Y este término ha sido recitado por periodistas, opinólogos, adeptos al gobierno, hasta el cansancio.

Entre que se aprobó Hidroaysén y hoy, salió a flote las “malas prácticas” de La Polar, poniendo en duda todo el retail, que ha acaparado la atención junto con las protestas estudiantiles. Pero bajo cuerda, tratando de pasar muy desapercibidos, se aprobó la venta de semillas y el agua.

Ambas con antecedentes de los gobiernos anteriores, diría la vocera. Si, las semillas fue un proyecto enviado por Michell al congreso. Pero el agua? Para qué se vendió? Según dijeron, para que la CORFO apoyara y capitalizara a las pymes y para la reconstrucción. Pero, eso no es cierto. La venta del agua es ideológica, pues responde a la ideología llamada libre mercado.

Ideología que ha sido impuesta en nuestro país desde los años ‘80, que ha abarcado, venta por parte del Estado a privados (privatización) de la Educación, salud, vivienda, recursos naturales y una gran lista de etc.

El gobierno y su base partidaria (RN y UDI) apelan al libre mercado como base ideológica. Está escrito en los principios de sus partidos, incluso “es necesario avanzar rápidamente hacia la meta de que Chile sea una nación de propietarios y no de proletarios, extendiendo al máximo el acceso a la propiedad

Además, creen en la despolitización de los cuerpos intermedios de la sociedad “La politización absorbente de todos los organismos sociales - por parte de ideologías, gobiernos o partidos- atenta contra una sociedad libre y debilita al régimen democrático” Cosa que apoya y refuerza lo anterior, mientras menos politizado o conciente sea un trabajador, menos optará por ejemplo, a formar parte de un sindicato y muuuucho menos a exigir ser parte de la administración de la empresa.

Un gran defensor de la globalización y el libre mercado como Thomas Friedman, llama a este proceso “la camisa de fuerza dorada” y que cuando un Estado se la pone, requiere: Adelgazar el Estado, retirar restricciones a los movimientos de bienes y capitales y desregular los mercados cambiarios. Esto es sobreideología pura y es precisamente lo que estamos viendo en el actuar del gobierno: por algo hasta los agricultores están molestos con él, pues no quiere intervenir en el precio del dólar.

Exigir fin al lucro en las universidades, es pedir que se cumpla la Ley. Privatizar la educación, claramente es adelgazar al Estado.

Entonces ¿Quiénes son los reales sobreideologizados?